Vida según yo.
Mi pobre blog lo he dejado en el olvido casi todo el año, realmente no es a propósito, pero a veces es necesario establecer las prioridades.
Después de quejarme por más de 4 años lo sufrida que es la vida del (la) estudiante de arquitectura, he llegado casi al final. Estoy en el quinto y último de la carrera y viendo hacia atrás me doy cuenta de lo mucho que he cambiado desde que salí del colegio, lo variables que han sido mis ideas y mis metas pero sobre todo de lo que he aprendido. Estoy mucho más conciente del conocimiento que me enseñaron porque mi edad mental ya me lo permite y por todo lo anterior estoy agradecida con las personas y eventos que me ayudaron a ser lo que soy.
Puede que muchas cosas cambien en el tiempo, pero lo que sé que no cambia es el amor que le tengo a mi carrera: la arquitectura. Como le decía a unas personitas muy lindas en clase: "no me imagino haciendo otra cosa" y sé que es cierto, no quiero que mi vida sea ajena a ella.
Claro está que al decir esto, tomo en cuenta los desvelos, estres, enojo/dicha que implica la carrera.
Ahora que estoy en plena redacción de proyecto de grado o tesis, me pregunté a mi misma (mi misma... cabal, así mero pues) por qué no elegí un proyecto que involucrara planos y en lugar de hacer algo teórico. Muchos factores influyeron en esa elección (trabajo, tiempo, etc...) pero creo que al final estuvo bien porque es la rama de la arquitectura con la que más me identifico: historia, legado, teoría y el porqué es lo que es o fue.
Este post es corto porque así fue mi tiempo de inspiración (aparte que tengo que haceeeeerrrrr) Pero después de tanto tiempo de no escribir, algo me decía que lo hiciera.
Al final ¿qué es vida para mi? Más que una boda, hijos y mantenimiento (como algunas mujeres del siglo pasado), es la música que se hace tangible pero no todo mundo escucha: la arquitectura.
