Historias de... automóvil.

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Cómo a qué suena el tútulo? ahora que lo vuelvo a leer me recuerda a esa canción de Arjona del taxi, pero no tiene nada que ver con historias de amores y desamores... TOOODO LO CONTRARIO!
En el blog de "Fue la Policía" mencioné que iba a escribir acerca de las "aventuras automovilísticas" con mi papá así que acá ven.

Desde que tengo uso de razón mi papá ha cambiado de carros más veces que mi edad (21) y no bromeo, el hombre ha pasado por todos los modelos, estilos, formas, tanques y no sé que más cosas que tengas los carros. A veces me he puesto a pensar que nunca va a encontrar un carro que llene todas sus "necesidades", otras veces pienso que así manifiesta su inestabilidad emocional. Pero bueno, cada cabeza es un mundo y definitivamente en la suya no me intresa hacer turismo.

Cada vez que las personas que me conocen lo ven siempre se preguntan, qué tipo de carro va a traer y si ven el mismo carro por más de 7 meses se extrañan... de verdad se extrañan.

En 1999 se consiguió una "cucarachita" gris convertible para ir a traerme al colegio. (no sé si la Volkswagen tenga un carro de esos, bueno que ellos sepan...) . Cuando lo vi me gustó un montón porque simplemente era curioso. Nos subimos al carro y yo re feliz en el asiento de atrás y contenta de que se me alborotara el pelo en pleno periférico, juro que ya me sentía "pura la movie star". A medio camino, justo en el semáforo que está por la Simeón Cañas y la Martí sentimos un olor como a quemadito, cuando bajé la cabeza vi que mi calceta estaba ahumada y había una llamita en el asiento. Si hubiera pasado ahora un montón de expresiones re amables saldrían de mi boca, pero no fue el caso a mis 12 porque grité, agarré mi bolsón y me salté del carro porque si explotaba la situación, al menos salvaba mis cuadernos (nótese mi reacción, como que veía demasiada TV.) y mi papá bien gracias verdad... pero él ya era grande así que tenía como salvarse. Como sea, mi papá se mataba de la risa al verme con cara de espanto abrazando mi bolsón afuera del carro. Él simplemente se bajó, sacó el asiento lo "somató" contra la banqueta y lo colocó de nuevo "Ya está, subite antes que de verde el semáforo" fue lo único que me dijo. Toda la gente estaba O.o . Sí dice la Tere y se sube de nuevo a la "cucarchita" recién ahumada.

La humazón se debió a que el carro tiene la batería abajo del asiento así que probablemente algo se friccionó y se incendió. Simple no? pero juro que pensé que de allí no pasábamos. Esa tarde mi papá no quiso que le contara a mi mamá del incidente... pero que jodidos a los 12 la discreción brilla por su ausencia.

La otra aventura fue en mi primer año de la U. Jorge se consiguió un su super Mercedes todo lancha de color dorado con asientos de cuero... precioso el carro, pero como es de mi papá no todo son buenas noticias.
Después de la U fuimos por mi mamá a su trabajo, ya ibamos por la calzada La Paz, enfrente de la shell cuando el carro ya no quería subir (eran las 3 de la tarde y gracias a Dios no había tanto tráfico). Mi papá todo fresco sólo paró el carro y me dijo "bajate y traete esa piedra que está alla" Bajate significaba abrir la puerta a media carretera, porque ni se orilló ni puso las luces de emergencia (que nunca le sierven). De nuevo hice lo que me dijo, le llevé la piedra y la puse atrás de la llanta para que al arrancar el carro no se fuera para atrás. El carro si arrancó y nos fuimos (si regresé la piedra a su lugar, no crean que la dejé a media calle).
Cuando pasamos por el semáforo del Mc de Jardines de la Asunción. Se escuchó un *PAAC* . Con tono de burla le dije a mi papá: "ah que chafa, al pick up de la par se le estalló la llanta, jajajajaja" y él me sólo me dijo: "No vos, la llanta que se estalló es del Mercedes" . A cabal... no hay mejor expresión que esa para describir el momento. Todavía el tipo del pick up nos dice: "se les estalló la llanta" buena onda el señor por avisarnos :P
Como pudo mi papá lo llevó hasta una esquina, nos bajamos para ver la gravedad del asunto y la llanta... ya no era llanta, era un cilindro de hierro con un hule negro. No me quejo, si no hubiera sido por eso ni sabría cómo cambiar llantas, porque él sacó las herramientas y me dijo: " aprenda pues".
Al cambiar la llanta nos tratamos de ir y digo "tratar" porque el carro no se movía... de hecho la llanta que cambié no "daba vuelta" . Mi papá pensó que de plano yo la había fregado o algo, pero el problema era mayor y no era que estuviera mal puesta. Jorge llamó a su "mecánico de cabecera" y le pidió que llegara. 2 horas más tarde llega don mecánico y le dice que debían quitarle el ABS "porque un resorte había quebrado una platina y ésta a su vez, había pinchado la llanta causando su esstallido". Interesante no? A lo dicho lo hecho, nos fuimos sin freno al trabajo de mi mamá y mi papá como la gran porque los repuestos no son muy baratos.

Ese mismo año nos fuimos a Xetulul con Carol, mi mamá y mi papá, justo a medio camino y en una curva se le quedó el mismo Mercedes. De repente la velocidad no le "agarró" y allí quedamos. Él se quedó a esperar una grúa y nosotras nos fumos, más tarde él nos alcanzó en el hotel. En esta ocasión el problemoa fue que el carro originalmente era automático, pero lo volvieron mecánico (por razones que ni yo me explico) y al parecer no les quedó muy bien (será vos?)

Después de eso todo volvió a la normalidad hasta el día en que una patrulla me llevó a la U.

Las siguientes aventuras han sido simplemente que nos quedamos sin gas a medio camino, se le sobrecalientan los carros, no le sirven los parabrisas en época de lluvia y nos vamos a paso de tortuga (si, yo sé que éste último si no es muy seguro y no es ápto para cardíacos)

Como sea, lo curioso es que gracias a que Dios es grande nunca hemos chocado feo y la única vez que pasó sólo me lastimé el labio y ni me salió sangre! (jajajaja, muuucha tu felicidad pues)

Y eso es todo, seguramente hay segunda parte... pero no por ahora.